Resumen
El mercado del capital riesgo de Europa está fragmentado en 27 espacios menores y por motivos evidentes de eficiencia, rentabilidad y desarrollo de iniciativas empresariales y de mejor desarrollo de las políticas de empleo, urge una legislación común para todos ellos a ser posible en forma de Reglamento o al menos como Directiva que reúna los requisitos de la doctrina jurisprudencial creada a partir de la sentencia Van Gend en Loos, y ello con el objeto de evitar que la transposición de la Directiva dé lugar a otra fragmentación a través de las legislaciones nacionales.
Respecto a los impulsos de autorregulación provenientes de las asociaciones mayoritarias del sector es preciso hacer notar que los documentos elaborados por estas asociaciones representativas del sector deben sin duda ser tenidos muy en cuenta para detectar con precisión los problemas y para avanzar de modo eficaz en las soluciones correctas, pero sin permitir en ningún caso que sean una alternativa al derecho positivo. No bastando con el cumplimiento voluntario de los códigos de buena conducta de gobierno, sino debiendo cumplir en todo caso la Ley y sometiéndose a la disciplina financiera, contable, tributaria, y profesional que impongan las instituciones estatales o comunitarias que en su caso se establezcan.
Es de notar los más recientes esfuerzos del último año 2008 y 2009 expuestos por la Comisión europea y por el Consejo económico y social europeo para proponer medidas concretas reforzando especialmente el plano de la transparencia hacia los mercados y hacia el supervisor del Estado o de la UE, y de entre estas medidas propuestas por la Comisión tal vez una de las más urgentes sea la del control de riesgos y de los ratios de apalancamiento en que se incurren con motivo de las operaciones de capital riesgo.
Palabras clave: capital riesgo; derecho comunitario; armonización legislativa.
